Microbiografía de Adolfo Payés

Bertolt Brecht

Bertolt Brecht

martes, 18 de noviembre de 2025

Un recuerdo robado por el viento




















No quiero pensar que te fuiste.
Solo evoco la imagen de tu despedida,
desconsolado.

Absorbo el gesto del adiós,
lo doblo
y lo dejo guardado
en el escritorio del olvido.

Quizá
un día,
un recuerdo fugaz y tierno
me acaricie
y grite tu nombre
a escondidas:
pusilánime imagen
de un recuerdo robado por el viento.

No deseo pensar en tu partida.
Solo quiero creer
que doblaste la esquina
que un día cruzamos de la mano
para ungir
un beso de caricias.

La noche de luna llena
y la silueta cómplice del deseo
dibujaron en el suelo
las caricias que iluminaron
la noche,
y al tiempo lo hicimos eterno.

No quiero pensar en tu partida,
porque escribiría
los versos más tristes con tu nombre.

aapayés

En los intestinos del olvido




















Apóstata soy
de versos absurdos
en los intestinos del olvido.

Un agujero
en el cielo ciego.
Una sonrisa
en la frontera del pensamiento.

Y no sé
lo que siento
en la inmaculada percepción
de un beso desnudo.

Disfrutando
un beso imaginario
en tu lengua tentadora.

Saboreando el sexo
de la discordia.

Soy el apóstata
de la música
de tus caderas
y de tus caricias
atadas al cuerpo
de tu poesía.

aapayés

lunes, 17 de noviembre de 2025

Tu imagen es el algoritmo de lo sagrado















Tu imagen 
es el algoritmo de lo sagrado
sometiendo la forma
a la variable del asombro

Sobre el vértigo
de tu línea
anclo el eco
del instante
en que la gravedad
fue una pregunta
sin respuesta

Tu rasgo
es el teorema
cuya demostración
es un fuego paralelo
una ternura invertida
un espacio
que estalla en sí mismo
al borde del axioma

Tu aspecto
es el silencio
entre dos versos
de un mismo poema
negado
Es el residuo luminoso
de un nombre
que la piel
olvidó pronunciar
en el vacío

aapayés

Un latido que escribe




















Ya no la forma del aire
donde el ojo palpita.

Solo la simiente de un instante
que creció sin porqué,
aprendizaje de sombra
en tu arquitectura desplomada.

Ya no la palabra del vacío
ni el canto que delimita
tu resonancia.

Solo un contorno que naufraga
en la grieta del ver,
un latido que escribe
con alfabetos de memoria.

aapayés

domingo, 16 de noviembre de 2025

Emociona el eco de lo bello




















Emociona
el eco de lo bello,
la geometría inestable
de un gesto.

La pulsión
de lo táctil
en el vacío.
¡Qué callada armonía!
Qué pura esencia.

Emociona 
el hueco de la forma,
y me proyecto
en el abismo de lo otro
para ser
una sílaba pura
del gozo.

Emociona,
sí,
ser latido en la quietud,
una huella
que anula el tiempo
y el anhelo
de grabar
un signo
en la arquitectura de lo eterno

aapayés

Tergiversando la realidad de la noche a la mañana




















No diré nada.
Me dejaré llevar
por los instintos
de ser nadie.

Nadie en el corazón
de tus latidos.
Nadie en el susurro
de tu silencio.
Nadie en la poesía.
Nada en la memoria
que sosegue
la temible tentación
de amar,
de amarte,
de amarnos,
de unirnos
en lomás sublime
de nuestros deseos.

Nadie
con quien compartir
un olvido,
tergiversando la realidad
de la noche a la mañana.

Mañana es otro día,
dijo el colibrí
que susurró por la ventana
la agonía de la partida.

La noche dejó de ser noche
y amaneció
sin ti,
sin mí,
en el anonimato
de un beso desconocido,
en la poesía.

aapayés

sábado, 15 de noviembre de 2025

En el arcoíris de una ilusión mordida




















Se rasgo el silencio
en la grieta de un aliento,
un hongo terco y profundo
que germinaba para vivir.

Para sonreírle al viento de ecos invertidos,
para acariciar tu cuerpo de reloj de arena
que se escapa
en el arcoíris de una ilusión mordida,
una ilusión perfecta y cuadriculada
para seguir
un verso de amor
hecho de la madera del silencio,
auténtico y paria,
del rompecabezas
que se integra y desintegra
queriendo ser
un planeta de cristal,
complemento superficial
del amor.

Del amor
por el silencio de algodón negro
y la poesía coja
que baila con palabras sin ti,
que lleva el verso de tus labios de yeso
a los rincones menos pensados
de tu cuerpo desnudo y cartográfico,
acariciando
tentaciones de fruta prohibida
en el silencio de un cajón
y en el secreto de un suspiro enterrado:
el amor por ti.

Desciframe
y dime que el deseo
es un grito de pasión con raíces
en la poesía de los espejos,
conquistando soledades de sal.
Transfígeme
y reconóceme
y dime en poesía líquida
que sientes las caricias
del viento con dientes de león
con el aliento cálido
de mis labios de sol poniente.

Se rompió el silencio
y me quedo con el grito geométrico
de tu desnudez,
tu orgásmica tentación de manantial,
urgiendo
un sinfín de versos de piedra pómez
en los secretos de tus espasmos de mar.

Se rompió el silencio
el día que dejé de ser
una caricia en tus recuerdos de azúcar.

aapayés

viernes, 14 de noviembre de 2025

Cartografía de lo Invisible




















Atravesé el tiempo
como un río de ecos,
la anatomía imaginada
de tu sombra.

Descifré el mapa
de tu geografía íntima:
códigos en la piel,
astros en la dermis,
huellas que el tacto memoriza.

Y en el vértigo
de tu elipsis,
pensé el horizonte
-frontera movediza-
un fragmento de ausencia,
otro de memoria,
y todo coalesció.

Sin querer,
arquitecturé el simulacro
de tu proximidad.
Mas no eras tú,
sino el ansia del vínculo,
el puro arder de amar,
el rocío de un fantasma
anegando el pergamino.

Tampoco estabas
descifrando el canto
que por eras,por ti,
vibraba en mis entrañas,
en el sueño,
en el éter…menos en ti.

Para ti la palabra,
por ti el vacío,
sin razón,
sin reparo en habitar este latido
hasta el último suspiro.

Y ciertamente,
tampoco estabas,
ni allá ni acá.

Y sin tu átomo, el verbo
es cosmos sin norte,
sin esa alquimia sideral
que engrana el sentido
del ser.

Y aun así, crucé el relato
sin tu huella.
Y pese a todo,te evoco.
Persisto en tu mito,
sigo ardiendo en tu arquetipo,
sigo escribiendo en tu lenguaje,
sigo soñando el instante
en que fuimos un vértigo,
leyéndonos al unísono,
disolviéndonos.

Y recorrí la fábula del amor
en tu nombre.

aapayés

Relato IV - Leonsito - Represión y crímenes en El Salvador










-Leonsito

A la sombra protectora del Hogar del Niño, donde los juegos infantiles se mezclaban con el rumor de los oficios, vivía un muchacho de quince años al que todos llamábamos Leonsito. Su cabello, un tupido crespón negro que coronaba su rostro, era su seña de identidad. Formaba parte del FAPU, una elección que llevaba el peso de una conciencia prematura en un mundo adulto y hostil. Sin embargo, un día, Sor Gladys, directora del internado, dictó su destino: la expulsión. El hurto de unas viandas de la cafetería, para alimentar a los compas de la ENCO que tenían sus actividades en el FAPU en dicho centro educativo de Bachillerato. Fue un gesto solidario y un acto desesperado  cuya motivación se perdió en los ecos del kindergarten, la carpintería y la sombra serena del árbol de paternas, selló su sentencia de muerte, sin saberlo todavía.

De vuelta al inhóspito regazo de su hogar, el sueño lo envolvió una noche como un frágil manto. Pero la paz fue quebrada por un estruendo siniestro. Golpes brutales contra la puerta, como martillazos del infierno, forcejeos de madera que cedía ante la furia y voces guturales que escupían su nombre con saña. Eran los heraldos escuadrón de la muerte.

La puerta se abrió de par en par y la habitación se llenó de sombras armadas, hombres de civil con el alma vestida de oscuridad y de odio. Cayó sobre él una tempestad de puños e insultos, pero Leonsito, cuyo espíritu era combativo y feroz, no se entregó al miedo. Con la rabia de un animal acorralado, les plantó cara, gritando consignas y devolviendo cada golpe con la desesperación de quien defiende su último aliento. Fue una lucha feroz y desigual. Lo arrastraron, y en el forcejeo, la tela de su ropa se rasgó como su dignidad, dejándolo casi desnudo ante sus verdugos. Su rostro, el mapa de sus quince años, fue borrado a golpes, convertido en un surco de dolor e ira.

Desapareció de la faz de la tierra, tragado por la noche impune. Dos días después, su familia, tras una búsqueda angustiosa, lo encontró en el vertedero de lo humano, abandonado entre los desechos de la ciudad. La atrocidad final había sido cometida con machetazos; su rostro, irreconocible, era un testimonio mudo de una crueldad que desafía toda comprensión.

La verdad de su fin llegó a la luz a través de la fotografía publicada en “Orientación”, el periódico del Arzobispado de San Salvador. Bajo la sombra profética de Monseñor Romero, aquel medio se alzaba como un faro alternativo para denunciar las violaciones de los derechos humanos que teñían de sangre los años setenta y ochenta.

Nosotros, los que lo conocimos, vimos esa imagen impresa. No había rasgos, ni sonrisa, ni mirada. Solo una porción de su frente, testigo inmutable, y su característica cabellera afro, enmarañada y rebelde incluso en la muerte. Era el único testigo de su identidad.

Era tan solo un niño de quince años. Uno entre los miles, una cifra más en el incontable número de jóvenes que fueron arrancados de la vida, desaparecidos o asesinados por los escuadrones de la muerte en El Salvador. Leonsito no era solo un nombre; era un símbolo de una juventud truncada, un recordatorio eterno de la barbarie que, desde las páginas de un periódico y la memoria de los suyos, clama al cielo para que su historia no se repita jamás.

En Memoria a Leonsito, hermano compañero desde la Cuna en el Hogar del Niño de San Jacinto, en San Salvador 


aapayés

jueves, 13 de noviembre de 2025

La celda es un paraíso












La celda es un paraíso
de la muerte.
Donde nace
la oscuridad del silencio
y el llanto misericordioso de la utopía
se vuelve cierto.

Con las manos esposadas a la espalda,
los ojos vendados,
se espera
el tiro de gracia en la nuca
o en la cabeza terca
de quien merece morir
ante el castigo inminente.

Y fue así.

La celda es un paraíso
de la tortura,
de la desnudez fría
ante los verdugos del pensamiento,
las ideas prohibidas de un Pulgarcito,
aquellas que un día
enarbolaron el grito revolucionario
del que siempre fue
el eterno indocumentado del mundo.

La celda es un paraíso
de la tortura y de la muerte
en manos del verdugo capital.

La celda es fría
como el invierno del norte.

aapayés


miércoles, 12 de noviembre de 2025

Acariciando el verso de tus labios




















Me refugio, incansable y torpe,
en las regiones literarias
del olvido.
Y me esfumo
como el humo
de un cigarro en decadencia.

Matutino gesto
de un rompecabezas
que no escatima esfuerzos
para sonreírle al silencio.

Nostalgia perentoria
y perfecta en el diccionario
mudo y sin sentido.
¿De qué manera callará,
cual ausente grito,
difamando la poesía?

Soslayo un verso
y lo envuelvo
en la maquinaria
que no siente un poema;
que dilapidó
la ternura.

Maquiavélica metástasis
de un poema en medio
de la muerte.
Moribundo,
origen de lo desconocido,
en cuanto supo
que moriría recitando poesía,
se dejó llevar por el viento,
uniforme y frágil,
hacia la tormenta de un día
soleado y sin capricho.

Sin saber que sería
una caricia en el desierto
que palpita,
soberano y audaz,
hacia la poesía
que un día
escribió en la arena
sin firmar,
el verso que le dedicó
al amor de su vida.

Me refugio, incansable y torpe,
en el vientre
del poema,
acariciando el verso de tus labios
pronunciando mi nombre,
cual poesía escrita
en los camanances de tu sonrisa.

Amor,
te siento,
y ya eres mía sin saberlo,
porque el destino
de tu sonrisa
es el sol de un nuevo amanecer
a tu lado,
acariciando el tiempo
que apenas comenzamos a vivir.

aapayés

martes, 11 de noviembre de 2025

Acompañando tu ausencia




















He refrescado el día
acompañando tu ausencia,
dormida,
despierta en el rincón
de nuestro encuentro.

Y estás tú,
callada y presente,
cual sueño acogedor
de lo nuestro.

He presenciado
tus ojos,
abiertos como el cielo,
disparando estrellas,
acariciando la mañana a tu lado.

Duerme,
siente
y grita en silencio,
como yo,
el amor que siento por ti.

Duerme,
siente
el silencio
de este amor por ti.

aapayés

lunes, 10 de noviembre de 2025

Bajo un cielo inmaculado del pensamiento




















Hay un abismo celestial
en tus ojos.
Al mirarlos,
me sumerjo
sin temor
en el océano profundo
de tu silencio.

Es un amor inédito,
imprescindible.
Que no quede duda:
lo nuestro anida
en el instante iracundo
de un sueño abierto,
bajo un cielo inmaculado
del pensamiento.

Fructífera manera
de amar:
la mirada puesta
en la imaginación,
en ser el primer aliento
que despierte tus días.

Hay un abismo celestial
-un eco de lo prohibido-
cuando te leo,
en un segundo de ternura.

aapayés

domingo, 9 de noviembre de 2025

Esa ilusión pérdida




















Inmensa soledad,
tan sensible,
en un diminuto espacio.

Un sentimiento
que arruga el corazón y el alma
cuando de amor se trata.

Pero la soledad
es también un placer
lleno de amor ausente,
de letras perpetuas
que deambulan por el pensamiento.

Esos diminutos seres
-que son letras, palabras-
dan vida,
transgreden la ilusión,
esa ilusión perdida,
muda en el silencio ausente de la idea,
del momento.

Es ese placer inmenso
que inunda el alma
y hace nacer versos,
poemas que desnudan tu ser,
íntimo sentimiento.

Las letras son palabras
que nacen desde lo más profundo
para gritar la soledad
que te acompaña,
siempre te acompaña,
y te dicta el amor
de plasmar la soledad.

Las noches de luna muda
que te observan
e invaden con la tentación
de vivir amando
la soledad.

La triste soledad,
vitoreando el silencio.

aapayés

sábado, 8 de noviembre de 2025

En el silencio entre dos pensamientos




Una geometría del vacío
que se pliega
sobre sí misma.

Una contracción
en el centro de todo:
el eco de un nombre.

Pero es una ausencia cálida,
un molde
donde el amor no llegado
solidifica en signos.

Un enjambre de símbolos
-pequeños dioses negros
corta la niebla del deseo,
la promesa incumplida
que yace
en el silencio entre dos pensamientos,
en el intersticio.

Es la marea alta
en la conciencia,
y entonces emergen los cantos,
los mapas que trazan
el territorio interior.

Los símbolos son puentes
lanzados desde el abismo
para volver audible
la compañía constante,
la única fiel,
que susurra el mandato:
fijar la sombra.

Las noches de pupila pálida
que miran fijo
e inoculan el anhelo
de existir amando
el vacío.

La dulce y áspera compañía,
celebrando el rumor
de lo que calla.

aapayés

viernes, 7 de noviembre de 2025

Soy la costilla que le falta al horizonte


















El verso se deshizo en la lluvia ácida del espejo.
La ventana muerde los barrotes de la luna ciega,
y en su jaula de cristal,
tú desvestías al infinito.

Tu columna vertebral era un racimo de parpadeos,
y tus senos, dos lunas nuevas
amamantando a la noche.

Tu ombligo era un remolino
donde naufragaban todos los relojes.

Con un dedo de niebla,
escribiste en el vaho de los sueños
tu leyenda de piel:

Soy la costilla que le falta al horizonte.

Y yo, con los ojos llenos de cometas,
traduje el latigazo de tu forma
al alfabeto del relámpago.

Ahora,
solo guardo el eco de tu cintura
y un silencio que germina
en el invernadero de las sombras.

aapayés

jueves, 6 de noviembre de 2025

Ecos de un vacío habitado



















El desierto se hace espejo
y su arena es una piel que siente.

Un plegarse de alas invisibles
en la jaula de los latidos.

Es la memoria del agua
cuando se nombra la sed.

Pero este yermo es un jardín al revés:
cada raíz bebe de un amor fantasma,
cada huella escribe un epitafio de luz
en la arena movediza del pensamiento.

Esos jeroglíficos errantes
-pájaros de tinta negra
devoran los frutos de la ilusión,
aquella fruta dorada
que ahora es piedra
en el museo del silencio,
en el reloj detenido.

Es la marea de lumbre
que asciende por las venas
y pare estrofas,
criaturas recién nacidas
que llevan tu forma secreta.

El alfabeto son semillas
que germinan en las grietas,
gritando con flores azules
la compañía perfecta,
la amante fiel
que dicta al oído
el arte de embalsamar el tiempo.

Las noches con su ojo de plata
que perfora los velos
y siembra la locura
de abrazar al ausente
como a un dios.

La amada tristeza,
coronando de astillas
el trono del no-sonido.

aapayés

miércoles, 5 de noviembre de 2025

Relato I de un prisionero político, (vivencias en la cárcel)











Todo estaba oscuro. Una candela iluminaba un camarote donde se improvisaba una reunión en medio de un juego de ajedrez. Al frente estaba el «Cabo», apodado así por haber sido miembro del ejército salvadoreño en la Primera Brigada de Infantería, cuartel San Carlos, ubicado en la colonia La Rábida en San Salvador.

Esa noche, como todas, se fue la luz. Corrían los días de verano de 1990 y eran pasadas las nueve de la noche. Sentados en la cama baja del camarote, el Cabo me dirigió la palabra. «Comandante» era como me llamaban en prisión por ser prisionero político y estudiante de la UES.

Él, fumándose un porro frente a mí, comenzó su relato:

-En la Primera Brigada, desde 1982 hasta el 87 que estuve allí, los oficiales nos reunían a todos y nos pedían integrar los escuadrones de la muerte. Todas las noches salíamos en vehículos particulares y de civil. Nos daban armas no reglamentarias, poco habituales: nos daban machetes. Con los machetes decapitábamos y degollábamos a los sospechosos de ser "comunistas" y "guerrilleros"; activistas de las comunidades eclesiales de base, estudiantes universitarios, de secundaria, campesinos, obreros, sindicalistas... a cualquiera que consideráramos peligroso. Nos proporcionaban una lista de nombres con sus direcciones y órdenes de matarlos o desaparecerlos. Por cada cabeza, por cada comunista o guerrillero, nos pagaban quinientos colones. Salíamos a matar a los comunistas todas las noches.

Era una escena dantesca en plena noche y sin luz, con solo esa candela en la celda de doce por veinte metros.

Escuché cómo un Cabo del ejército salvadoreño y miembro activo de los escuadrones de la muerte contaba con tanta frialdad y serenidad las masacres que cometieron en San Salvador durante los tiempos más oscuros de la guerra civil en El Salvador.

martes, 4 de noviembre de 2025

Escribo tu nombre con raíces de silencio



Lo supo la luna de yeso
cuando el alma abre parpados
en la espalda de la noche:
si no llueve azogue en el espejo,
es porque tus ojos
han plantado astillas en el jardín.

No recojas sombras ajenas
ni pongas monedas en la boca del eco.
Ama con las telarañas del ombligo,
donde la sangre es un diccionario
escrito al revés.

Y yo aquí,
mueble olvidado en la estación del sueño,
donde las arañas tejen relojes de arena,
escribo tu nombre con raíces de silencio.
Y Venus lo descompone
en un abecedario de peces voladores
que memorizan el frío.

aapayés

lunes, 3 de noviembre de 2025

Óxido en el Alma




















La soledad es un ácido
que carcome los huesos del alma,
un frío que no hiela
sangra por las grietas del ser.

Es la sombra que se enreda
en las costillas,
un susurro de gusanos
cuando el amor golpea la puerta
con sus nudillos de polvo.

Pero esta podredumbre
es un banquete perverso,
un festín de caricias negras
y amores que nunca nacieron,
susurrando epitafios
en el ataúd de la memoria.

Las palabras son moscas zumbantes,
símbolos que se retuercen
en el pergamino de la piel,
violando los espejos
donde la esperanza se ahorcó.

Son larvas
que devoran los párpados
para que contemples
el vacío que sonríe
desde el otro lado
de la noche.

Es el éxtasis del ahogo,
la marea de alquitrán
que empuja cadáveres de versos
desde las profundidades,
poemas desenterrados
que muestran tu podredumbre íntima,
tu más pura descomposición.

El alfabeto es un virus
que incubas en las entrañas,
un cáncer que grita
la simetría perfecta
de tu condena,
tu eterna compañera,
que te susurra el hechizo
para momificar el tiempo.

Las noches con su ojo lechoso
que inyecta vértigo
y siembra la herejía
de amar a la nada
como a una amante.

La pálida dama,
tejiendo sudarios
con el hilo del silencio.

aapayés

domingo, 2 de noviembre de 2025

Sortilegio de un grito en el silencio




















Si buscamos un refugio,
un refugio de amor,
un lugar imaginario de bondad,
de nobleza y entereza,
en los giros de la vida
no deberíamos buscar
en el horizonte incierto
un respiro espiritual en el silencio.

Sería ingenuo pensar
que hay alguien más allá
de la propia soledad.

Si buscamos un refugio,
un refugio de amor,
no busquemos ser nadie
con nadie
más que con uno mismo.

La ofensa, verbal o gestual,
no te dejes llevar
por falsas hermandades,
sortilegio de un grito en el silencio.
No preguntes,
no cuestiones,
y jamás dudes de nada
que sea un atisbo de melancolía.

Si buscamos un refugio,
un refugio de amor,
que no sea por placer
ni por interés de ser alguien
que no seas tú.

A veces puedes caer
en la tentación
de ser lo que no eres,
o ser lo que ella espera
que seas,
sin ser tú.

aapayés

sábado, 1 de noviembre de 2025

Una caricia















Un beso
es el silencio
haciéndose dueño de sí.

La ausencia acariciada
es la poesía
sonrojándose de existir.

Un paraíso
son las manos
de un sueño
derritiéndose en la idea de frío,
en la forma de un adiós.

Susurrar
es la noche
bebiéndose su propio
vacío recién creado.

Una caricia
es la luna
escondiéndose
en el concepto de nube.

Susurrar un beso
es el viento
devorando su propio
movimiento.

aapayés

viernes, 31 de octubre de 2025

Soy frágil como la pluma













Soy frágil
Como una pluma
Que dispara poesía
Y trasciende más allá
De la conciencia.

Tinta que perfora el alma
Y se inserta
Hasta en las venas
De un cuerpo que late,
Pululando un huracán
De adversidades
Hechas poesía.

Soy frágil
Con la palabra
Que plasma con lucidez
La armonía de amar
Y la transgresión
De una conciencia poética:
Un fusil
Disparando versos de lucha
Con una flor
En el cañón de la verdad.

Soy frágil como la pluma,
Disparando versos
Con la pasión en el alma
Y el fusil en las manos.

aapayés

jueves, 30 de octubre de 2025

Flotando en el silencio cósmico.




















Ya lo susurró la luna plateada:
"Si tu mirada no descifra
el naufragio de luces en la noche,
es porque bebes de un río sin estrellas,
y tu pupila es un espejo vacío."

No busques ecos en otros labios,
no mendigues soles ajenos.
Ama con la fiebre del río que se entrega al mar,
siente con la raíz y no con la piel,
obedece al trueno que nace en tus entrañas.

Y yo aquí,
refugiado en este exilio de niebla,
escultura tallada por el olvido,
escribo un nombre que el viento deshace.
Y la estrella de la tarde lo recoge,
como un beso que nunca se posó,
flotando en el silencio cósmico.

aapayés

miércoles, 29 de octubre de 2025

Algoritmo espiritual del pasado




















En el algoritmo del pasado,
no existía una golondrina merodeando 
el teclado de un arcoíris. 
El verso era un aliento del viento 
acariciando tempestades de deseos 
en las aldeas escondidas de tu cuerpo.

El refrán imaginario 
de una gaviota en pleno vuelo 
se confundía 
con el advenimiento 
de la palabra escrita en la poesía 
de un mar de ilusiones, 
en medio de la estepa de tentaciones.

Recíprocamanera de escribir, 
pensando en ti,
golondrina fugaz 
del algoritmo espiritual del pasado.

En el algoritmo del pasado, 
no existía
una golondrina merodeando 
el teclado de un arcoíris.
El verso era aliento de viento 
acariciando tempestades de deseos 
en las aldeas escondidas de tu cuerpo.

El trino de una gaviota en pleno vuelo, 
se fundía 
con el advenimiento de la palabra 
escrita en la poesía 
de un mar de ilusiones, 
en medio de una estepa de tentaciones.

Era una recíprocamanera de escribir, 
pensando en ti, 
golondrina fugaz del algoritmo 
espiritual del pasado.

aapayés

martes, 28 de octubre de 2025

Poesía pensando en ti


















¿Sonrojas
Cuando acaricio
Tus labios
Leyendo mis poemas?

¿O finges
Con tus ojos
El deseo que el verso
Provoca en tus sueños?

Me gustaría ser
el verso
Que desnuda tu alma
Y ruboriza tus piernas
Al leer
la imagen
De tenerte desnuda
En la cama de mis pensamientos.

¿Sonrojas
Cuando lees
La imaginación de hacerte mía
Con un verso bajo
Las faldas de tus deseos?

Divagar a solas
Es un gesto de amor
Cuando escribo
Poesía pensando en ti.

aapayés

lunes, 27 de octubre de 2025

Anonadado por la metáfora de un sueño




















Supe que el silencio
Era un hueso del pensamiento,
Un lunar de tentaciones
Al margen de toda duda;
Una imagen enamorada
En la tertulia de la noche.

Turbulencias de tentaciones,
Ausentes de toda lógica,
Motriz del ser y el pensar.

Supe que la ilusión
Es una ilustración,
Un esqueleto en el cerebro
Que agudiza con tesón
El hazme reír del purgatorio;
Una luciérnaga de tentaciones
Queriendo ser estrella
En el horizonte del universo.

Y supe que la nostalgia
Era un esqueleto andando
Cuando sueñas con el amor.

aapayés

domingo, 26 de octubre de 2025

Una ilustración en el esqueleto de la mente




















Un sacrificio de sueños
Supe que el purgatorio
Era un hueso del pensamiento,
Una ilustración en el esqueleto de la mente.

Era un asteroide de tentaciones
Que acoplaba creencias sin sentido
A un rompecabezas sin imagen,
Queriendo idear un sueño perdido
En el horizonte del universo.

Y ese sacrificio de sueños
Se desvaneció cuando comprendí
Que la materia es la vida objetiva,
Por los siglos de los siglos.

aapayés

sábado, 25 de octubre de 2025

En el lecho de mis sílabas




















¿Se sonroja el crepúsculo
Cuando mis versos acarician
El horizonte de tu boca?

¿O acaso el espejo de tus ojos
Finge la marea
Que en mis palabras anida?

Quisiera ser la metáfora
Que desviste a la aurora
Y tiñe de escarlata
la geografía de tu piel,
Leyendo el mapa
De tu desnudo imaginado
En el lecho de mis sílabas.

¿Palpita el lucero
cuando descifra
La astronomía de poseerte?
¿Un verso navegando
Los ríos subterráneos
De tu piel?

Divagar en la bruma
Es mi ritual de amor:
Escribir con tu aliento
La poesía que inventamos.

aapayés

viernes, 24 de octubre de 2025

Bebiendo de los espejos que sudan ecos




















¿El rojo existe
Antes del ojo
Que mira mis versos
Acariciando el viento
De tu nombre?

¿O inventamos
La sed
Bebiendo de los espejos
Que sudan ecos
De un poema futuro?

Me gustaría ser
El vacío
Que desviste al silencio
Y viste de latidos
La geometría imposible
De tu sombra,
Leyendo al revés
El diccionario
De tu residuo luminoso
En la cama sin forma
Del asombro.

¿Acepta la noche
Ser leída
Con los dientes?
¿Un verbo sembrado
Bajo la piel del tiempo
Donde germina
Tu desnudo al revés?

Navegar en la úvea del instante
Es mi único dogma:
Escribir con antimateria
El poema que nos escribe.

aapayés

jueves, 23 de octubre de 2025

La sílaba que nadie pronuncia.




















El óxido del alba pregunta por tu nombre.
(No hay labios
Sólo el pliegue
Donde la luz se dobla
Sobre sí misma).

Mis poemas son tijeras
Cortando la sombra de un grito.
¿O era tu espalda
Un mapa de ecos
Para ciegos?

Quisiera ser la grieta
En el espejo que devora
Su propio reflejo.
El hueco que queda
Cuando el eco olvida
La voz que lo parió.

Leerte es desollar al tiempo
Y vestir con su piel
A los pájaros inmóviles
Que anidan en mi costado.

¿Quién tiembla?
¿El deseo
o la página en blanco
Que sangra por la herida
De un adverbio?

Ahora somos
La sílaba que nadie pronuncia.
El vacío con dientes
Mordiendo su propia cola
En la jaula de los relámpagos.

No pienso en ti.
Eres el verbo roto
Con el que escribo
El olvido.

aapayés

miércoles, 22 de octubre de 2025

Mujer desnuda en el silencio



















Es tan fuerte el olor a ti,
Que los recuerdos dejan de serlo.
Es presencia impoluta.
Basta con pensarte,
Con sentir ese aroma
De tu cuerpo, de tus labios,
De tu cabello jugando con el viento.

Es tan fuerte tu aroma
A cuerpo desnudo en la cama.
Tu desnudez húmeda,
Sin toalla, sin nada;
Solo tu piel de blanco terciopelo
Que invita a escribir los mejores versos
Sobre ella.
Con la lengua y los labios,
Mordiendo tus pezones,
La libido, tentación de tu esencia.
Mujer desnuda en el silencio,
Invitando a sentir
Ese aroma de tu piel,
Con olor a sexo,
Disfrutando tu presencia.

Es tan fuerte el olor a ti,
Que la poesía se queda inconclusa
Ante la majestuosidad de tu presencia.

aapayés

martes, 21 de octubre de 2025

Con el frío arropando el alma




















Y de repente,
La lluvia estaba allí.

Gota a gota
Inundaba el silencio
Ensordecedor de la tormenta.

Transparente y pura
Como el amor
De un sueño recién horneado,
Humedeció el alma,
Erizo la piel
Con la ternura de vivir
El momento.

Mojó el instante,
Con el frío arropando el alma,
Un segundo eterno
En medio de los truenos.

Acariciando tempestades
De sentimientos
Que juntos quisimos soñar.

Y de repente,
La tormenta enmudeció.
El momento.

aapayés

lunes, 20 de octubre de 2025

En las venas de mis pensamientos



















Soy la sangre 
Que glorifica la palabra:
La poesía escrita
En las venas de mis pensamientos;
La agonía de la sabiduría
En el corazón hinchado
De un amor
Que satisface la nostalgia.

Soy la sangre 
Del Cristo crucificado
En el pavimento de la miseria,
En la basura del desconsolado.

Soy la sangre
De un sueño partido,
Herido en el anonimato del cielo,
En el infierno cómplice del pecado.

Soy la sangre
De la vida, recitando poesía.

aapayés

domingo, 19 de octubre de 2025

En el horizonte de la desdicha













Acumulo
El rezago de mis errores
Y las tertulias de mis inquietudes.
Y no sé quién, ni cómo,
Me llevó al entierro de mis ilusiones.

Y así se derritió el verso
Que el corazón animaba
Con el amor de un ciego
En el mapa de los recuerdos.
Y no estabas tú ni yo
En el tablero de la discordia.

Una brisa devoró
Mi esperanza de ser amado
Por el reloj del silencio.

Acorralado y loco,
Me quedé mirando
El tablero del unicornio
Que justificó su derrota
Al pasar de los años.

Acumulo
El rezago de mis errores
Y me baño con ellos
En el horizonte de la desdicha.

Un abrir de ojos
Y un cerrar de labios
Para adornar el silencio milenario
De la sabiduría coloquial
De amarme,
De amarte,
De amarnos,
Uno a uno en la estampida
De la despedida.

Acumulo
El rezago del olvido.
Olvido.
Olvido.
De seguir amando.

aapayés

sábado, 18 de octubre de 2025

El beso




















¿Y el beso?
Aquel que dejamos
Olvidado,
Secando en un lecho de caricias
La noche en que juramos
Eternizarnos con las manos,
Acariciando 
El silencio.

Nos fundimos entonces,
Recitando versos
Con la piel desnuda,
Dibujando tentaciones.

¿Y el beso?
Se quedó mudo,
Un poema ahogado
Por los versos
De tu partida.

aapayés

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viernes, 17 de octubre de 2025

Las voces de la Nakba




















Las voces 
De los desplazados 
Son exaltadas 
Entre los números 
Y el engaño.

Voces pesadas 
De dolor y frío, 
De miedo, 
Pero elevando 
Su llamada al cielo.

Se testigo.

Como si supieran su tragedia, 
En sus manos 
Testifican 
Ante la historia.

Sus corazones 
Fueron traicionados. 
Salieron de sus hogares 
Con nada, 
Pero dispuestos; 
Dejando atrás la vida 
Y los recuerdos.

Sosteniendo 
Solo el testimonio 
De que la injusticia del mundo 
Es mayor 
Que su capacidad de resistir.

Pero su fe 
Sigue siendo mayor 
Que toda la destrucción, 
Mayor que el genocidio.

aapayés

jueves, 16 de octubre de 2025

Grabando un alfabeto de cicatrices en la cintura.















No hay voz,
solo el gemido del jazmín
abriéndose en tu espalda.
Tu deseo, una ostra húmeda y hambrienta
que naufraga en la boca de la luna.

Un rocío de saliva
anegó los versos.
El verbo, desnudo y en llamas,
trepó por tus muslos
grabando un alfabeto de cicatrices en la cintura.

Y tú, ahí,
con tus senos de vino y tormenta,
tu sexo, un relámpago entre la hierba,
invadiendo el espacio
entre el susurro y el grito.

Eres la fiera que ordena el caos,
la diosa que parte el cielo en dos.

Un verso de amor
con la anatomía de un río crecido.
Un aullido de pasión
con sabor a selva y metal.

Eres la dueña del éxtasis,
el beso que incendia los mapas,
tus piernas, dos olas que tragan
la costa virgen de mi nombre.

Eres la dueña de mi sexo
Penetrando tu entraña 
Y abriendo espacio literal 
De tus deseos 
Al placentero mundo de sentir 
El erguido gesto de un amor
Devorando tus espasmos 

Allí, el erguido símbolo de un amor
devora tus espasmos.
Que este incendio de labios
sea el úrano origen
de tu llegada:

Esta lengua que bebe el trueno,
este verso-anaconda
enredado
en la geografía de tu lava,
manantial de veneno
en la cueva de los espejos.

Para injertar
el poema convulso
a tu belleza de animal y diosa,
esposa del huracán
y de la mano que siembra
volcanes en la yema del tacto.

Eres dueña de mi impulso,
al hundirme en tu entraña.
Abro en ti un surco nuevo
donde anida el deseo,
un portal hacia el mundo
del puro sentir.

Bebiendo a sorbos tu centro
mientras tu cuerpo
estalla en un viñedo de espasmos.

aapayés

miércoles, 15 de octubre de 2025

En el infierno de las tentaciones




















Camino fulminante
Hacia lo desconocido.
Metáfora abierta
A la arrogancia de un verso
Que desnudó
La sabiduría obsoleta
De un poema.

Iluminando
La tentación de escribir
Un cielo en el purgatorio
De la sabiduría anónima;
Un beso en las nubes
De la imaginación,
Tentadora al amor
En decadencia.

Camino fulminante
Al desconocido mundo
De un amor
En el infierno de las tentaciones.

Tentación escrita
En la poesía de un sueño,
En la cama de la tertulia
Del sexo opuesto
A la lujuria.

Camino fulminante
A la luz de la metáfora,
Tentadora de un beso
En el pubis de tu memoria.

Cuerpo,
Desnudez inmaculada
A la poesía.

Fulminante tentación
A lo prohibido de prohibir;
Lo que, por naturaleza,
Nos nace escribiendo.

Poesía en soledad
Las noches de la luna ciega.

aapayés

martes, 14 de octubre de 2025

Cuando Escribo





















Cuando escribo,
La noche siempre
Tiene algo que decir.

Se pronuncia el silencio
Y la oscuridad
Envuelven el sentimiento,
Ahogando en palabras
Los versos más auténticos.

Son pensamientos difuntos
Que idolatran la nostalgia.

La soledad es única:
Un malabar de oraciones
Que nacen desde lo más profundo
Del alma,
Desnuda y fiel al amor.

Cuando escribo,
Ella siempre tiene algo
Que decir.

aapayés

lunes, 13 de octubre de 2025

Avanzamos por sendas cubiertas de espinas




















Sabes que la vida
es una tertulia gigante, 
una elegante manera 
de caminar a ciegas.

Avanzamos por sendas 
cubiertas de espinas, 
con piedras que guardan 
su silueta imprecisa.

Sabes que la ironía 
está escrita 
con tinta indeleble. 
Para quien la lea, 
sepa que no es para él, 
para ella, 
en este camino de espinas.

Sabes que la vida 
es una tertulia elegante 
que el destino ofrece.

aapayés

domingo, 12 de octubre de 2025

Si la poesía eres tú














Hace siglos 
que vivo solo. 
Hace miles de versos 
que no son míos: 
son tuyos.

El tiempo que mi aliento dure, 
te pertenezco de tal modo, 
que mi vida es un abismo 
de emociones contigo, 
y un vacío sin ti. 
El universo no existe.

¿Qué puedo hacer 
si la poesía te pertenece? 
Tú eres mi aliento, 
tú eres mi mundo, 
tú eres mi sol, 
mi luna y mi tiempo.

Hace siglos 
que no existo. 
Si la poesía eres tú, 
¿qué soy sin ti?

aapayés

sábado, 11 de octubre de 2025

¿Te acuerdas?




















¿Te acuerdas
cuando estábamos juntos 
y dibujábamos estrellas 
en el viento?

El cielo era un abstracto. 
El viento, al menos, 
se las llevaba en silencio 
para esparcirlas por doquier.

Las estrellas son luces 
que viajan por siglos. 
Al verlas brillar, 
quizás ya no existan.

En cambio, el viento 
permanece en el tiempo. 
Acaricia el alma 
de todo aquel 
que siente su presencia.

¿Te acuerdas? 
Yo no. 
Será porque la ventana 
siempre está cerrada. 
Y el viento solo acaricia 
el vidrio ausente 
de quien ya no siente nada.

¿Te acuerdas? 
Yo no.

aapayés

viernes, 10 de octubre de 2025

Juego con el espantoso mundo de lo incierto














Juego con el espantoso mundo
de lo incierto. 
Incógnita tentación 
hacia lo desconocido.

La muerte 
es un péndulo imaginario 
que calcula,sin pensar, 
el tiempo exacto de tu partida.

Merodea día y noche 
en las venas del silencio. 
La sientes. 
La vives. 
La ves pasar 
por la esquina de tus ojos, 
por la vereda de tu puerta.

Está allí. 
Sigue allí. 
Y tú, sin darte cuenta, 
merodeas también.

Juego con el espantoso mundo 
de lo incierto. 
Y es cierto 
que tarde o temprano te toca. 
Pero no eres tú 
quien sufre: 
son los que quedan, 
los que siempre 
estuvieron contigo.

Juego con el espantoso mundo 
de la verdad. 
A ciegas.

aapayés