Ya no tengo el verso
que dejaste grabado
en la ventana,
esa que solías abrir
en las noches de luna ciega.
Y tú allí,
esbelta,
desnuda ante la oscuridad del tiempo,
dibujando con tu silueta
la desnudez de tus encantos.
Y escribiste
en el vidrio
el verso más sublime
de tu presencia:
Tu desnudez.
Y yo, anonadado por tu belleza,
escribí
los versos más bellos
la noche de luna ciega.
aapayés

