No me inquieta la soledad
Me inquieta la soberbia
De la indiferencia
La luz
Reflejo inmaculado del día
El sol
Surcando los orificios imaginarios
En las paredes
Y por la puerta cómplice de las ventanas
Amordazando el amanecer
No me inquieta la soledad
Me alimenta el alma
Y me alegra la poesía
De la vida yo asumo el riesgo
De vivir en el olvido
De las paredes grises del silencio
No me inquieta un segundo
La soledad que me abriga
Las tentación de escribir
Los versos que nacen a ciegas
En las venas de mis deseos
No me inquieta
No me asusta la soledad
Me entrego y me desnudo
Para ser un verso solitario
Y eterno en mi memoria
aapayés