La inquietud es tan permanente,
Que la quietud se vuelve intolerante
Dar un paso con sabiduría,
Requiere de tanta cordura,
En los residuos del silencio sincronizado
Con el amor occiso en la calle
Burdeles del pensamiento tatuados en mayúsculas
En los rincones del cuerpo sacrificado
aapayés