Si buscamos un refugio,
un refugio de amor,
un lugar imaginario de bondad,
de nobleza y entereza,
en los giros de la vida
no deberíamos buscar
en el horizonte incierto
un respiro espiritual en el silencio.
Sería ingenuo pensar
que hay alguien más allá
de la propia soledad.
Si buscamos un refugio,
un refugio de amor,
no busquemos ser nadie
con nadie
más que con uno mismo.
La ofensa, verbal o gestual,
no te dejes llevar
por falsas hermandades,
sortilegio de un grito en el silencio.
No preguntes,
no cuestiones,
y jamás dudes de nada
que sea un atisbo de melancolía.
Si buscamos un refugio,
un refugio de amor,
que no sea por placer
ni por interés de ser alguien
que no seas tú.
A veces puedes caer
en la tentación
de ser lo que no eres,
o ser lo que ella espera
que seas,
sin ser tú.
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