Tengo la morgue de la justicia:
Los políticos son cadáveres con corbata,
Inyectados de formol y votos
Para simular vida.
Sus discursos huelen a autopsia reciente,
A papel notarial pegado en la piel
De un desaparecido.
El pueblo les aplaude
Como se aplaude un truco de magia:
Sabiendo que hay un cadáver
Escondido en el ataúd de la Constitución.
Tengo el teatro de los noticieros:
Hombres verdes con ojos de teléfono,
Repitiendo cifras como si la sangre
Fuera un decimal que se redondea
hacia abajo.
-¿Quién les dio permiso
Para gobernar con las manos llenas de gusanos?-
Pero así vivimos:
Zombis firmando cheques
con los dedos podridos,
Mientras el reloj nacional
Avanza en reversa
Hacia el medievo.
Tengo la sucursal de los muertos
aapayés