Que el perfume de tu adiós
Quede grabado
En el vientre del ocaso,
Y nazca en silencio
El amor que un día
Dibujamos
Entre sábanas y sueños,
Entre gritos y gemidos consagrados.
Que la esencia de tu piel
Permanezca eterna
En el aroma de mis noches,
Con tu beso marcado
En la piel del olvido.
Un rastro de mí
En la huella de tus pasos,
Y en tu cuello
Mis dientes clavados,
En lo prohibido de tu espalda
Y en lo ajeno de tu destino.
Que el eco de tu nombre
Viva en mi silencio
Para escribir
Los versos más puros de tu ausencia.
Fragancia que eres tú:
El resto de mi vida,
El tiempo detenido
En dos cuerpos.
aapayés