Tengo la navaja de la justicia 
Afilada por la dictadura,  
Cortando sentencias  
En tiras de periódico viejo  
-Papel higiénico del poder-.  
Las mentiras son perros de presa
Con correas de millones,  
Olfateando el miedo  
En las venas del pueblo.  
Tengo el sistema digestivo del estado:  
Tragamos eslóganes,  
Cagamos silencio.  
El oro no brilla:  
Es pus seca  
En las grietas de las fábricas.  
Tengo la fábrica de realidades  
Pantallas que parpadean  
Como postes eléctricos
En un campo de prisioneros.  
¿Quién vigila a los vigilantes?  
Nadie.  
Solo el zumbido de cámaras
Y el eco de un disparo
En el noticiero de las 9.  
aapayés

