Tus ojos son dos brillos de abril
Dos versos que iluminan mi existir
Tu risa, un río claro y sutil
Que en mi pecho se queda a fluir
No hay noche que no cante tu nombre
Ni estrella que ignore tu piel
Eres el mar que calma mi horizonte
Tu cuerpo donde quiero envejecer
Si el tiempo se olvida de nosotros
Y el mundo decide girar sin más
Yo guardaré el calor de tus manos
Y en ellas escribiré nuestra verdad
Un canto imaginario
En tiempos de las dificultades
Arrastrando al abismo
Del cariño en sangre viva
aapayés