Me bebí un cigarro en tu nombre
Y el humo
Se enquistó en las tentaciones de mis venas
Un grupo de células
Organizaron el ataque feroz
Contra el virus de humor
En mis entrañas,
Los poros parecían espinas
De un rosal raquítico de sentimientos
Me bebí el aroma de tu ausencia
Al calentar el café
Que nunca te bebiste conmigo,
Y con el tiempo
El abandono
Se seco, como el desierto de tus besos
No tenía canela
Ni azúcar
Ni leche,
Solo café, puro y añejo,
Con el olor inmaculado de la mañana,
La brisa, disipó tu ausencia
Y acarició mi memoria,
Con tu vestido bailando al compás del tiempo
Me bebí tu silencio
Y se enquistó en el alma
Del forastero anónimo.
Ya no recuerdo
Cuando palpite por última vez tu nombre
Bebiendo el café contigo por las mañanas
aapayés
