Eran hojas las que caían
En otoño
Y tapizadas de colores
Los caminos
Era nieve la que caía
En invierno
Y acariciaba de blanco
El tiempo
Que mi vio nacer
Y envejecer las cabellos
Los pasos
Eran un brillo celestial
Tus ojos
Tu mirada enamorada del destino
Y un carrusel de besos
Tu presencia
Inmuto y navego
Sigiloso al mismo entorno
Del nuestro encuentro
La nobleza de tus palabras
Se quedaron dobladas
En la mesita de noche
Tocador inexistente
En el cuarto de media noche
Fueron las hojas de otoño
Que cubrieron de colores
Mis ojos
Que te veían iluminando
La vida
Cada día y el nuevo amanecer
Se convertía en sueño
Fue la nieve y el frío de invierno
Que congeló mis besos
Y mis versos
Se derritieron en el olvido
Intercambio manera
De acabar con los sueños
Congelados en el tiempo
Fueron los días
Y los años
Que dejaron de ser
Un aliento de vida en la poesía
Un alientos de sol por las mañanas
Y un suspiro amor
Al inconsciente
aapayés