Que doblegaban
La insana sensatez
De un harapiento verso,
Columna vertebrar
Del poema que grita con pasión
La dulzura escondida en el alma
Ya se marcharon
Las nubes que merendaban
La luz del sol,
Y volaron mariposas
Sin aletear un verso a su destino
Incierto de tentaciones
Pero, el grito ingenuo
Y testarudo
Brota como una oración
En las manos del silencio
Escribo
aapayés