Las olas del mar
Me despertaron
Del letargo imaginario
Que me encontraba,
En el segundo preciso de mi muerte
Estaba allí sentado
Perdido,
Viendo el horizonte,
El sol
Trascendía más allá del tiempo
Bastó un segundo,
Para que las olas del mar
Interrumpieran mi silencio,
De ser un segundo
El cielo
Y la tierra
Ausente de las dificultad
En el limbo de toda terquedad
El mar y yo
Perdidos en el tiempo
Entre el cielo y la tierra
Estabas eternamente tú
aapayés