Tengo el alma deshecha
El aliento me hace falta
Las lágrimas no dejan de brotar
En mi silencio,
Tu ausencia
La partida de tus palabras
Me hacen falta,
Las escucho
Las siento
Como el aliento de tus consejos,
Eres la fortaleza de vida
La que acarició las derrotas
La que me levantó en mis caídas,
La que me enseño a caminar,
A ver la vida con el ahínco
Y empeño de tu fortaleza,
Soy lo que me enseñaste
Soy la que te acompaña
Levadura cierta de tu sacrificio
Tú, la que me dio vida
Con el sable en la mano
Me mostraste el camino,
Y me diste la fuerza
En cada segundo de mis triunfos
Me escuchabas
Me escuchaste
Me escuchas, te escucho
Te veía partir
Te veía venir,
Y siempre me diste amor
Me diste ternura y el cariño eterno de tu alma
Madre, amiga
Dueles
Tengo el altar de tu presencia
En la sala de mi alma
Desde aquí en mi regazo
Te veo
Te escucho
Y siento tus caricias
En mis manos,
El abrazo de tu cuerpo
Que me acompaña siempre
No dejo de llorar
No dejo de pensarte
Hoy desde este rincón
Miro tu ausencia
Y la hago mía,
Por qué estas y estarás conmigo
Siempre
Madre abnegada e indomable
Madre compañera e imprescindible
Madre alma de mi vida
Desde esta hamaca te veo,
Te siento
Y hago mía tus palabras,
Y sigo adelante
Escuchando tus consejos
Tus caricias y me levanto,
Para seguir luchando
Y ser ante tu memoria
La que te ama eternamente
Madre Romero
Aliento del alma y vida
aapayés