Dejar de sentir
De vivir las condolencias prematuras
Del amanecer insípido
Cierto
Corro hacia la tempestad
Abierta a lo desconocido,
Un apretón de besos
Una caricia labial en los ojos
Dejaría de esculpir las dolencias
Almacenadas en los supermercados del destino
Dejar de vivir
Doblar una carcajada en el escritorio de la nostalgia
Y un abanico de sonrisas
Asediado por la tristeza,
Un semáforo con dos colores
Sin explicar por qué el rojo no palpita
En la intersección labial
Dejar de sentir
Los amaneceres cortos de oleajes sueños
aapayés