Solía acariciar los días
Con el andar ausente,
Sin rumbo y sin sentido
Hasta que encontré
El laberinto de mi destino
Y se borraron los sueños
Se perdieron la noche
Que me quede acariciando
Tu imagen
La desperté
La noche que escuché
El silencio escrito
En el viento tarareando poesía
Y diluyó con ternura
Las noches frías de invierno
Solía acariciar tu ausencia
Sin acariciar mi alma
Y eso
No tiene sentido en la poesía
Que nace siempre que pienso en ti
aapayés