Solía gritar consignas
Dibujaba la injusticia en mis pasos
Caminaba sobre ella y la hacía añicos
Sonreía vitoreando sueños
Construyendo vidas en los andenes olvidados
Mal escritos
Mal nutridos
Mal llamados pordioseros
¡Ingenuos!
Gritaba la inocencia perdida en el orfanato de la iglesia
Las monjas se vestían de azul y blanco
Como coqueteando al mundo horizontal del pecado
Los curas eran dos
Un anciano
Que gritaba sandeces al escuchar los pecados de los niños
El otro joven
Que vitoreaba las palabras de Monseñor Romero
Los domingos por la mañana a las siete
Escuchábamos la lectura obligada de la biblia
Unos dormían
Muchos perdidos en las imágenes de un niño jugando fútbol
Jugando chibolas, trompo,
Los pacunes aparecían por las noches
En los pasillos del dormitorio, como de la escuela
Las tarjetas coloreaban las manos de los juegos infantiles
Los álbumes llenos de fotos
Adornaban las paginas completas de tarjetas
La colección se hacia un vicio
Un juego simplemente por vivir
Para pasar el tiempo en el orfanato
Corría
Corríamos perdidos por el campo
Por la finca vestido de arboles frutales
El orfanato disparaba vida
Castigos, insultos, llantos, tristezas y alegrías
Los olvidados de siempre
Abrazábamos los vientos de octubre, el frio de diciembre
Las navidades y años nuevos
Se convertían en peregrinación solitaria
Eramos monjes, sin ser novicios
Simplemente huérfanos, olvidados por sus padres
Allí nació la consigna de ser justo
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Sin recibir
Allí nació la idea de luchar
La idea de vivir
Un grito disparando versos
aapayés
¨Chibolas¨ canicas
¨Pacunes¨
ojobas o pacunes, son perfectas para la joyería artesanal.
Los frutos son bayas redondas de 15mm
de diámetro, color café lustroso, que contienen una pulpa pegajosa y
una semilla de 1 cm de diámetro, redonda y negra. Tanto la pulpa como la
semilla son venenosas