Si la noche tocara mis ojos,
Junto al aliento fresco de mis días,
No olvides que mis pensamientos
Giraron siempre en tus caricias
En tu nombre llamada poesía
Verso convertido en verbo, nuestro hijo
No olvides que la mañana junto al sol
Será mi presencia
Por los siglos de los siglos
Amén
Nunca olvides que mis días
Junto a las noches compartidas
Fueron eternas melodías de ternura
Nunca olvides la sonrisa
Que despierta tus cristales matutinos
Es el hijo acariciando mi presencia
Con sus juegos inocentes crea vida
Del beso que un día esculpimos
Con nuestros cuerpos a su ritmo compusimos
aapayés.