Un canto sublime
De incertidumbre
Marcó la hegemonía
Del viento
Y el aullido del lobo
Se escuchaba en la imaginación
De las manos invisibles
Del silencio
Impávidos y solitarios
Acariciamos la soledad
Que volaba en mi regazo
Un canto sublime
Se escuchó
A la orilla del camino
En el río de la nobleza
En el horizonte del silencio
Cuánta emoción
Escuchar el grito del silencio
La soledad es el crepúsculo
De la incertidumbre
Que volaba en mi regazo
No dejaré de cantar
La calidez del silencio
En manos de la noche
aapayés