Recuerdo que siempre
Escribía panfletos en la sombra
El sol
Era cómplice de los otros,
El comején hambriento
Jurungaba letanías ausentes
Y se perdía en medio de la nada,
El tiempo acorraló las ideas
Y se hicieron nubes oscuras
Por las noches de luna llena,
Los granizos del viento
Derretían las nubes
Que algodonaban ilusiones perdidas
Recuerdo el beso que no me diste
Y se quedó pensando en tus labios
Valió la pena
No acariciar la tormenta de los míos,
Se desnudo tu mirada
Y ardiente como el sol
Merodearon con ternura las caricias,
Prejuicio injusto
De un atardecer
Memorando los versos de tu cuerpo
La cercanía imagen
Que me daba la poesía
De tus labios,
Me dictaban la armonía
De mi agonía,
Incertidumbre,
Complejo abyecto
El color del día
Y la armonía de la noche
Añoranza imaginaria
De un recuerdo en plena tarde escondida
A las puerta de la noche
En pleno verano
En un silencio armonioso a ti,
Poesía ecléctica
Y vigorosa tentación al amor
Al amor de una noche leyendo poesía
Recuerdo que siempre
Escribía panfletos en la alcoba de mi silencio
aapayés