Llueve silencio esta noche, truenos
Las piedras en el camino están llorando
Sigo avanzando en mi destino,
No siento tristeza, ni nostalgia
En las esquinas de mis pensamientos
¿Te acuerdas? cuando bajábamos las estrellas
Y las teñíamos de utopías
Más nos acercábamos, más distantes estábamos
Iluminamos la vida con ellas
Su brillo alcanzó, a penas el cuarto de tu casa
Y se quedó allí su resplandor
Ya pasó la tormenta
Me acaricia el beso del olvido
Lo saboreo y me agrada la distancia de tus labios
De tu cuerpo, frágil
El deseo es fiel a sus tentaciones
Y el placer a sus debilidades
No me queda nada de ti
Mucho menos tengo algo de mi
Siento el camino como ayer
Como siempre
Dibujando espermas en el vientre de tu ausencia
El día que te encontré
Quedó en el vacío
Como esperando diciembre, grito, llanto
Se marchó
Dejó de palpitar el verso
Y los poemas se tiñeron de amor, esperando
Un abrazo sin razón
Una caricia con temor y la entrega con placer
Se marchó
Dejé de sentir las caricias de la noche, estrellas
Opacas el verbo
aapayés