No hay motivo alguno
De cerrar los ojos
En el cuarto oscuro del olvido
Pues los ojos vendados
Se asemejan a eso
A la oscuridad eterna
De un cuerpo inerte
Y desnudo
En el cuarto oscuro
De este instante milenario
No hay motivo de perder el aliento
Si me asfixian sin parar
Que más da si mi cuerpo inerte
Salta como un pez fuera de agua
Queriendo sentir
El aire de la vida
Que me falta
No hay motivo
De morir en este instante fecundo
Allende de la tempestad
De torturas
Hay motivo de seguir viviendo
aapayés