No tengo un bolígrafo
Que me atienda
En la cafetería que me vio llorar
Las inquietudes literarias
Que pululan por las venas abiertas
Emancipando un ecléctico mundo
De alegoría surrealistas
Las manos tiemblan
Pulsan los colores de emoción absurda
Siempre en línea recta
Para pintar garabatos literarios
Un café medio frío
Y una cuchara de azúcar congelada
Me hacen olvidar
El momento de la discordia
Ajena a tantas emociones
No tengo el bolígrafo perfecto
Para lograr el efecto mágico en la poesía
Con un modesto escrito
Salpico las neuronas
Que se esconden en mi silencio
No tengo un bolígrafo en mis manos
Para castigar el alma
Por callar el resto del tiempo
Los oscuros y bellos sentimientos de amor
Un paladín heroico
En medio de esta cafetería vacía de tentaciones
Una lagrima huérfana
Acariciando el rostros de un poeta loco
No tengo un bolígrafo en las manos,
Pero te tengo a ti
En mis recuerdos autónomos,
Ausentes de tanta palabrería
En esta cafetería llena de versos
Queriendo escribirlos todos
Sin tener un bolígrafo en las manos
Ausente de toda tentación escrita
aapayés