Allí donde la memoria se hace eco,
más allá de las montañas de mi silencio,
pastor de sueños
teje versos con la tierra.
Su mano izquierda siembra el tiempo,
su derecha amansa el viento
bajo la txapela oscura
que acuna ausencias.
Donde el río del recuerdo canta,
lejos de los juegos de mi infancia,
florece un roble vasco
con raíces en Chalatenango.
Su savia es el camino
de la lucha compartida,
el mapa dibujado
en la piel de la esperanza.
Pakito y Carmen:
dos estrellas
en la misma constelación rebelde.
En algún lugar del Pulgarcito
germina esta semilla
para vos, compañera vasca,
para vos, compañero vasco,
que en mi pecho habitan
Encumbrado la memoria colectiva
aapayés

