Y de repente
Nos pusimos a jugar con la boca
Y con nuestros labios,
El morbo apareció en los ojos
Y en las manos
La suavidad de acariciar
El sexo escrito en el cuerpo del pecado,
Desnudamos la palabra
Y se hizo poesía
En el paladar de nuestros besos
Y nos encontramos en la cama
Abriendo libros de amor por las paredes,
Bajo las sabanas obscenas
Del miembro erecto en la poesía,
Literal y liberal
Surgieron las caricias
Por el vaivén de nuestros cuerpos
Y nos hicimos uno a uno
Nos enlazamos,
Arañando poros,
Gimiendo pensamientos,
Y las fantasías
Se volvieron realidad,
En la cama del hotel contiguo
A tu almohada entre tus piernas
De repente nos hicimos uno al otro
Leyendo los poemas prohibidos
En los libros abiertos al deseo
aapayés
