Plácido
Por la fuga matinal
sobrevino
un arcoíris de sombras
acariciando
la necesidad de poseer
con una caricia huérfana
del viento pulverizando
el verbo amar.
Y supe, sin ser,
que la imaginación
es un parásito del goce,
un deseo recluido
en el asilo de la nada.
Sereno
y vacío de ti,
me inclino hacia la fuga
para trazar
un verso en el espigón
de tu mudez desnuda,
con el temblor
de un colibrí en el néctar.
Me pierdo
y me inclino
al acto de leer
tu geografía en llamas
y,en la escarcha,
al calor de tu hueco.
aapayés

