Ya no podré acariciar tu rostro
con miradas,
con esas caricias imaginarias
que un día, sin saber por qué ni cómo,
me hicieron enamorarme.
Me enamoré de ti,
de tu mirada,
de tu sonrisa,
de tu belleza.
Ya no podré besar tu silencio
con el verso de tu presencia.
Una imagen recorre el silencio,
la huella que arañó la mirada
de un amor que dicta la poesía.
aapayés

