Hay una amalgama
de despedidas.
Una es un"adiós"
tajante y claro
como el agua en las manos,
un beso que no llega,
un silencio.
Das la espalda
y te marchas.
Miras al frente,
llevas el alma en la mano
y escribes,
sin saberlo,
un verso de amor
por lo que ha de venir.
Existe una amalgama
de besos,
pero el que guardo
-el beso de amor,
de ternura y pasión-
es el que perdura
en los labios de quien amo
Se despiden los hombres
de muchas maneras.
Una es esta: un adiós
cortante y puro
como el agua que se escapa,
un beso que se calla,
un último suspiro.
Giras el cuerpo,
emprendes la marcha.
Avanzas con el alma
abierta en la palma,
y sin querer,
trazas el primer verso
de un nuevo poema de amor.
Hay un sinfín de besos
en la memoria,
pero solo uno arde:
aquel de amor,
de ternura y pasión,
el que hoy aún vive
en los labios que no olvido.
aapayés

