Ya lo dijo el tiempo:
«No dejes nada,
que no sea la tristeza,
en el camino del olvido.
Que florezca el amor
en el alma de tu silencio,
y la nobleza de amarte
a pesar de todo.»
Y yo aquí,
conversando a solas,
como un abismo sin eco.
Suelto.
Suéltame.
Y déjate llevar
al merecido mundo
del olvido.
aapayés

