Ella
Conocía tanto su presencia
Que al escuchar sus pasos,
Sabía que le mentía,
Era el aliento de su conciencia
Por el largo silencio transcurrido,
Sentía la ausencia de la verdad
En su camino
Lo conocía
Sin decir una mirada
Se despedía a descansar el beso,
Y las caricias en la almohada de su pecho
Y en la cama de su alma
Sonreía siempre
Con la luna y las estrellas
Dibujando sueños con sus pestañas,
Y con sus manos deletreaba su inocencia
Escondida en las noches con sentido,
Sin sentido lo miraba
Y lo besaba despidiendo su bajeza
Un amor taciturno y frío
Lo dejó partir
La noche de luna llena en su almohada
Lo conocía
Que dejó, la locura en sus manos,
Y se marchó, con dignidad en su mirada
Ella
aapayés