Los edificios arropan
El basto ruido de lo cotidiano
Se escuchan los gritos del que-hacer,
Corren,
Parafrasean los pasos
Incorporándose al día fresco de Caracas
En esta dinámica
El silencio percute a media noche
Y el murmullo del concreto cómplice
Del sueño
Derrumbando parpados, cuerpos, deseos y pasiones
Esculpiendo gritos de amor,
Besos amalgamando soledades
En los cubículos secretos de placeres
Frenado por el motorizado
Cabalgando a cien,
Y un disparo de no sé que, a un no sé quien
Esculpiendo
El oscuro silencio compartido
Caracas abrigo-me con ternura
En los brazos de Bolívar y Miranda
Y los labios sensuales de mi amada
aapayés.