La retorcida tentación de amar
Me conduce mudo y ciego
Al despertar del siglo entorpecedor de un verso
De un beso enquistado en la soledad cierta
De lo que soy y seré ante el sol eterno de la vida,
Nada o un cuerpo moribundo y vacío
En las noches y días de mis tonterías
Una noche me basta, para vivir y beber el tiempo
aapayés