La tristeza cubrió la poesía
Como el rio que avanza acariciando su terreno,
Abriga de frescura lo inevitable
Su caudal de siglos durmiendo
Cruzamos el río miles de veces
Y nos mojamos de melancolía
En el mismo camino,
Pero no en su corriente
Fría, tibia con el tiempo
Pero llegamos a la otra orilla,
Y nos secamos la fragancia humedecida,
Y seguimos andando, cual victoria nos espera
Arrinconados en las tinieblas de la discordia
aapayés