Tengo la bestial imagen
De ser el que ama lo prohibido
Adicto visceral de los colores
Que pinta la esquina de algún lugar en el cielo,
Analfabeta y arrogante de la locura
Enquistada en mis costillas
Desde que supe quién era, en el vientre de madre
Tengo la bestial sensación
De olvidar el camino
Por donde pisé el día que pinte de amor
Las paredes del barrio cristalino
Vitrina ecléctica disparando versos por doquier
Tengo la bestial tentación
De palpitar mis delirios en el lienzo oscuro de la nada
Me desnudo
Me desahogo, ahogando mis pestañas
En cada rincón de la ciudad amante de la lectura
De la poesía y del verso amoroso y odioso,
Decapitando al centinela de la metáfora
Tengo la bestial imaginación
De dibujar disparates
Y colorear con acuarelas celestiales,
Dicotomía entre el ser y el estar
Pendiente de lo que no existe
En los almacenes del egoísmo
Ególatra ancestral del verso y la pintura dividida en dos
Expresión estética del antes y el después
Tengo la humilde sensación de ser yo
aapayés