He llegado a la conclusión
De que el armagedón de mi tentación
No es fuego, sino un diccionario ardiendo,
Donde cada palabra olvidada
Se convierte en un verso mediocre,
Huella de un dios borracho
En las antípodas del pensamiento.
Recíproco es el amor:
Dos espejos enfrentados
Que devuelven un arcoíris en si bemol menor,
Mientras alguien toca el piano de la discordia
Con manos de arena.
He concluido que tú y yo
Somos la pesadilla de Safo y Neruda:
Si unimos nuestros labios,
El acto será un plagio del universo,
Escrito en tinta invisible
Bajo el párpado de la luna.
He llegado a la conclusión
De que el armagedón de mi silencio
No es el beso olvidado en el escritorio,
Sino la goma de borrar
Que devora las cartas de medianoche,
Letra a letra.
Si alguien lee este poema,
Que no sea el desamor del olvido,
Sino un relámpago mordiendo
El horizonte de otro poema.
He concluido que la dinámica del alma
Es un péndulo de ceniza
Mecido por el estupor del silencio.
aapayés