domingo, 16 de abril de 2017
Perdido en las catacumbas de la poesía
Una mesa
Un ordenador sordo y mudo
Unas sandalias esperando caricias
Un bolígrafo desnudo en el escritorio
Un hoja virgen,
Esperando sus lineas
Dibujando las imágenes escritas desde el alma
Sin arrugas
La correspondencia, con deudas
Los libros descansando su misterio,
El fijo esperando ser asustado por la alarma
De quién nunca llama
Sólo
Ausencia escrita en vida
Una mesa
Una silla, dos sillas
Vacías como el abismo en mis pupilas
Ciegas
Una luciérnaga
Inesperado brillo en el silencio de la habitación
Una mesa
Un ordenado sordo y mudo
Ciego
Como la imagen en la hoja mojada
En el río de la ciudad
En plena tormenta de otoño
Fría
Húmeda desvaneciendo la tinta en el papel
Una mesa
Una canción enriqueciendo el silencio
De la ausencia imaginaria en la poesía
Un verso ahogado
Mudo, sordo y ciego
En la garganta por el nudo de la muerte
Una luciérnaga atrapada en el cuarto del olvido
Brilla
Pulula su terquedad de vivir brillando
En la lectura del bolígrafo desnudo
Dispersando el viento silencio de la noche
Escribo
Leo
Una mesa
Un ordenador desnudo
Sordo y mudo
Esperando con ansias
Que mis dedos eyaculen
En la noche de mis tentaciones escritas
Veo
Te veo en la distancia
Te dibujo con la terquedad del vagabundo
Perdido en las catacumbas de la poesía
Una luz vuela en mis pupilas
Brilla cuál luciérnaga acompañando mis locuras
Leo
Escribo
aapayés