Tengo la piel triste
De tanto plasmar tu nombre
En mis momentos aciagos del destino
Tengo la piel sensible
De tanto alterar las caricias perdidas de tu vientre
De tu libido ausente de mi sexo
De tu abismo amor en mis deseos
Tengo la piel de mi sexo ardiendo
Gritando tu nombre a versos
En la cascada de mi agonía
Empapando mis manos con armonía
Las sensaciones intensas del silencio
Un beso
Y terminaría la poesía en tus brazos,
En tu cuerpo inundando mis caprichos por los canales
Navegando y complaciendo todo
Deber cumplido en el amor prohibido
aapayés