sábado, 8 de agosto de 2009
Por el cielo adiós de tu consuelo
Mis lágrimas
Plácidas tumbaron
Derramando anhelo,
Mis ojos
Deshojaron la mañana
Castigada por el cielo adiós de tu consuelo
A la mañana siguiente
Encontré mi expediente
Incrustado en una esquina
Doblé mi espíritu calcinado
Precipitando el gesto más humilde de mí derrota
Incline mi cuerpo
Y mi rostro lluvioso de penas
Acaricie por primera vez tu perdón
Mojando de esperanza
Nuestros besos acumulados desde entonces
aapayés.